“…Tal vez ustedes nunca fracasen a la escala que yo lo hice, pero algunas fallas en la vida son inevitables. Es imposible vivir sin fallar en ocasiones, a menos que vivas tan cautelosamente que no estás viviendo en realidad, en cuyo caso, fallas por defecto.
El fracaso me dio una seguridad interior que nunca experimenté
al pasar los exámenes. El fracaso me enseñó cosas acerca de mi misma que no
hubiese podido aprender de otra manera. Descubrí que tengo una fuerte voluntad,
y más disciplina de la que esperaba. Y también descubrí que tenía amigos cuyo
valor es mucho más alto que el de los rubíes.
La noción de que has surgido más sabia y más fuerte desde el
fondo significa que eres, para siempre, segura de tus habilidades de
sobrevivir. Nunca te conocerás verdaderamente, ni las fortalezas de tus
relaciones, hasta que ambas sean puestas a prueba ante la adversidad. Ese
conocimiento es un verdadero regalo, por todo lo que se ha ganado con esfuerzo,
y que vale más que cualquier calificación alguna vez obtenida.
Si me diera un máquina del tiempo o un Gira-Tiempo, me diría a
mi misma a los 21 años que las felicidad personal reside en saber que la vida
no es una lista de adquisiciones o logros. Sus calificaciones, su currículum,
no son su vida, aunque conocerán a muchas personas de mi edad o mayores quienes
confunden estos dos aspectos. La vida es difícil, y complicada, y más allá del
control de cualquier persona, y de la humildad de saber que se te permitirá
sobrevivir a sus vicisitudes.
Tal vez piensen que escogí mi segundo tema, la importancia de la
imaginación, porque parcialmente la usé para reconstruir mi vida, pero eso no
es todo al respecto. Aunque defiendo el valor de las historias para dormir
hasta mi último aliento, he aprendido el valor de la imaginación en un sentido
mucho más amplio. La imaginación no es sólo la capacidad única de los humanos
de visionar lo que no es realidad, y por lo tanto, la fuente de todas las
invenciones e innovaciones. Es sin duda la capacidad más transformadora y
reveladora, es el poder que nos permite enfatizar con humanos cuyas
experiencias nunca hemos compartido.
Una de las experiencias formadoras más grandes de mi vida
preceden a Harry Potter, aunque está presente en lo que subsecuentemente
escribí en los libros. Esta revelación provino en la forma de uno de mis
primeros trabajos diurnos. Aunque me dedicaba a escribir historias
durante mis horas de almuerzo, pagaba la renta a mis 20 años al trabajar en un
departamento de investigación en las instalaciones de Amnistía Internacional en
Londres…. Mi pequeña participación en ese proceso fue una de las experiencias
más humildes e inspiradoras de mi vida. A diferencia de cualquier otra criatura
de éste planeta, los humanos podemos aprender y comprender, sin tener que
experimentar. Podemos pensar por nosotros mismos dentro de las cabezas de otras
personas, e imaginarnos a nosotros mismos en los lugares de otros.
Por supuesto, este es un poder, como mi creación de magia
ficticia, que es moralmente neutral. Uno puede usar esa habilidad para
manipular, o controlar, tanto como para comprender o simpatizar.
Y muchos prefieren no ejercitar su imaginación en absoluto.
Ellos escogen permanecer cómodamente dentro de los límites de su propia
experiencia, sin preocuparse por pensar cómo se siente haber nacido siendo otro.
Ellos se rehúsan a escuchar gritos o a mirar dentro de jaulas. Pueden cerrar
sus mentes y corazones ante cualquier sufrimiento que no los toque
personalmente. Pueden rehusarse a conocer.
Podría estar tentada a envidiar a las personas que pueden vivir
de esa manera, a excepción de que no creo que ellos tengan menos pesadillas que
yo. Escoger vivir en espacios limitados que conllevan a una forma de agorafobia
mental, que trae sus propios terrores. Creo que las personas sin imaginación
ven más monstruos. Y a menudo están más asustadas.
Además, aquellos que escogen no enfatizar podrían activar a
monstruos reales. Sin tener que comprometernos a reivindicar la maldad en
nosotros mismos, operamos en secreto con esto, a través de nuestra propia
apatía.
Uno de los muchos aspectos que aprendí al final del Corredor de
Clásicos en el cual me aventuré a los 18 años, en búsqueda de algo que no podía
definir en ese momento, fue esto, escrito por el autor Griego Plutarco:
“Lo que logramos en el interior cambiará la realidad exterior”.
Esa es una asombrosa frase que se comprueba miles de veces cada
día de nuestras vidas. Expresa, en parte, nuestra inescapable conexión con el
mundo exterior, el hecho de que tocamos las vidas de otras personas simplemente
al existir.
…Si escogen usar su estado e influencia para elevar su voz a
favor de los que no tienen voz. Si escogen identificar no sólo lo poderoso,
sino también lo que no tiene poder. Si conservan la habilidad de
imaginarse a sí mismos en las vidas de otras personas que no tienen sus ventajas,
entonces no sólo serán el orgullo de sus familias quienes celebran su
existencia, sino de miles y millones de personas cuya realidad ustedes habrán
ayudado a transformar para bien. No necesitamos magia para cambiar al mundo,
pues ya llevamos el poder necesario dentro de nosotros mismos: tenemos el poder
de imaginar algo mejor…
“Como un cuento, así es
la vida. Lo que importa no es qué tan larga es, sino qué tan buena es”…”
JK Rowling
JK Rowling
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