El pintor Claude Monet (París 1840 - Giverny 1926) pasó a la historia por ser uno de los fundadores del movimiento pictórico conocido como “Impresionismo”. Monet estaba enamorado de la naturaleza, del agua, de la luz, de las flores y los capturó con una delicadeza casi poética en sus celebres y sublimes paisajes. Su amor por la naturaleza y la necesidad de estar más cerca de ella lo llevó a mudarse en 1883 a Giverny, un pequeño pueblo a orillas del Sena a casi 70 kilómetros de Paris. Allí se instaló en una pintoresca casa de campo rodeada por una hectárea de terreno. Rodeado de un paisaje bucólico y tranquilo, pudo dedicarse plenamente a sus tres pasiones: la naturaleza, la pintura y la gastronomía.
Bajo su dirección, un equipo de jardineros consigue crear un entorno de gran belleza, con plantas y árboles, tanto autóctonos como importados, un estanque de nenúfares y un puente japonés, que serán el motivo principal de sus cuadros a partir de su instalación en Giverny. Aquí vivió durante 40 años.
Monet era un apasionado del buen vivir. Amaba la cocina, a la que consideraba un verdadero arte, y había creado una rutina diaria en torno a la pintura y a la mesa, en la que los horarios relativos a la luz lo condicionaban todo.Almorzaba a las 11 y 30 de la mañana, y por la noche se acostaba a hora temprana, cuando caían las últimas luces: ya no tenía nada que pintar.
Era un gozador de la vida que había establecido un vínculo armónico entre la cocina, el arte y el jardín.
En Giverny, Monet vivió con su segunda esposa Alice Hoschedé y ocho hijos, incluyendo los dos que había tenido con su primera mujer, tempranamente fallecida, Camille Doucieux.Era un excelente gourmet, y muchas de sus recetas son ya platos clásicos de la cocina francesa, como la tarta Tatin –bautizada así en honor de sus amigas, las hermanas Tatin–, que el pintor reelaboró añadiendo a las manzanas reinetas el toque de la crema pastelera.
La cocina de Giverny era una parte integral de este universo bucólico y colorido creado por Monet. Ningún detalle se descuidaba en la cocina del día a día, así como también en las celebraciones en las que el pintor recibía a sus numerosos amigos, entre los que se encontraban Cezánne, Renoir, Sisley, Pissarro, Matisse, John Singer Sargent y el presidente Clemenceau. En este sitio que invitaba a la contemplación y al deleite, el buen comer ocupaba un lugar privilegiado y esencial. Los amigos de Monet comentaban lo bien que se comía y elogiaban la cálida acogida que el pintor daba a sus comensales así como también el entorno magnífico que rodeaba a la mesa.
La mesa en Giverny recibía la importancia que toda mesa merece. Para Monet, no bastaba solo el contenido de los platos, sino que también era fundamental rodear a la mesa de una atmósfera especial.
Monet llevaba cuadernillos de cocina en los cuales apuntaba sus recetas e ideas culinarias, éstos fueron descubiertos en su archivo tras su muerte. Ellos atestiguan la particular importancia que el pintor daba a los productos de temporada, a la cocina regional y a la calidad de cada uno de los ingredientes. Pero tal vez el punto más importante para Monet era concebir cada comida como una fiesta, como un acto de celebración en el cual se comparten momentos agradables, se conversa, se intercambia ideas y se disfruta de la compañía de amigos y familiares. Cabe destacar que Monet no cocinaba, pero le encantaba rondar por la cocina y encargarse de todo lo relacionado a la misma. El mismo se ocupaba de ir al mercado y seleccionar personalmente todos los ingredientes, controlaba y armaba los menús y se encargaba de la disposición de los comensales en la mesa. Como Monet no cocinaba, su recetario era más bien una recopilación de recetas de los platos que se preparaban en Giverny. La única receta propia que se conoce son unas setas asadas con aceite de oliva. En sus cuadernillos se encontraban también recetas de sus amigos, entre las que destacan la “Bouillabaise de Morue” de Cezánne, y otras recetas de la esposa de Renoir y Jean Millet (bollitos). Los platos servidos en Giverny eran sencillos, tradicionales y sin exageradas sofisticaciones. El almuerzo de Giverny era servido puntualmente a las 11:30. La entrada consistía de dos ensaladas. Una era aderezada personalmente por Monet, quien siempre le ponía mucha pimienta y aceite de oliva. Como al resto de la familia le parecía muy fuerte siempre había otra ensalada con un aderezo menos picante. Luego se servía una sopa, un plato de legumbres y un plato de fondo de pescado o carne. El postre variaba cada día. Al terminar el postre se servía té con galletitas. La cena, servida puntualmente a las 7:00 consistía de una ensalada, una sopa, un plato de huevos, un plato de aves y a veces un plato de fiambres locales. Cada 14 de Noviembre, Claude Monet celebraba su cumpleaños comiendo su plato favorito: Becada (una especie de perdiz) y tomando abundante champagne Veuve Clicquot, que era el favorito y el único que bebía Monet.
Otra costumbre en la casa de Monet eran los picnics en los jardines, en los cuales los comensales disfrutaban de los platos así como también del encanto de los jardines de Giverny.
( ver mas imagenes en este hermoso blog... http://cocinaycultura.blogspot.com.ar/2010/09/en-la-cocina-con-monet-1.html
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