domingo, 22 de enero de 2012

MAESTRA DE PINTURA - MIÑA STEMPELSZTEJN.


“No hay palabras que alcancen para describir lo que transmite un cuadro”

POR FABIÁN BOSOER

¿Hay un “talento natural” para la pintura? Quizá se trate de encontrar maestros que alienten el trabajo y los sueños, en talleres de los que salgan tanto grandes pintores como aficionados gozosos.
22/01/12
Entrar en el taller de Miña Stempelsztejn es ingresar en un mundo mágico. Todo está ahí, sobre los lienzos, y empieza a fluir apenas nos dejamos llevar por esas imágenes: sueños, paisajes, memorias, viajes, presencias y ausencias. Formas que se escapan de los marcos y adquieren múltiples contornos y matices, voces interiores que afloran y no se detienen frente a las preguntas por lo que estamos viendo: en ese preciso instante están despertando sensaciones que conmueven, que llegan al alma.
Miña nació en Varsovia, Polonia, en 1931, y se naturalizó argentina. Hace 45 años que enseña a pintar. Formó a muchos artistas consagrados y ayudó a que muchos más niños, adolescentes y adultos pudieran descubrir el artista que llevan dentro. Es autora de una importante obra y participó en muestras individuales y colectivas en los más reconocidos salones nacionales y galerías de arte, el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Cultural Recoleta entre ellos. Revela aquí algunos secretos de la pintura, sus técnicas de aprendizaje y los materiales que pueden permitir descubrir sensibilidades y emociones dormidas.
¿En qué consiste la magia de la pintura? Hay magia cuando, utilizando el lenguaje del color y la forma, se develan percepciones ocultas de pensamientos y sentimientos que el artista comunica sólo con su obra.
El lenguaje visual que se expresa en la pintura tiene sus propias reglas. ¿De qué manera se vinculan en ellas el conocimiento y la creatividad? Aprender a manejar el lenguaje visual a través de la pintura es precisamente eso: utilizar las herramientas y técnicas que nos pueden permitir expresar sentimientos e ideas que de otro modo permanecerán ocultos, desconocidos incluso para nosotros mismos. En esta forma de expresión, los sentimientos y los pensamientos no van separados, y la imaginación es un factor fundamental para que éstos afloren y se vuelquen sobre una tela. Hay una relación muy particular y distintiva entre el lenguaje visual y el lenguaje escrito o hablado. Una palabra puede sugerir mil imágenes, pero no hay palabras que alcancen para describir por sí solas lo que puede transmitir una imagen en un cuadro. Más aún cuando aprendemos a trabajar con ellas.
¿Puede una persona sin un talento natural para la pintura desarrollarlo con el tiempo? No creo en los “talentos naturales”. Sí creo en el interés, el deseo y la intuición que guían hacia determinado tema. Pero hay que trabajar y estudiar mucho, y hay que permitirse sentir y poner en obra el lenguaje plástico. ¿Qué significa esto? Aprender a manejar formas, colores, espacios. El talento llega uniendo trabajo y sueños. El color es de una riqueza infinita que incide muy directamente sobre lo emocional. Posee leyes muy definidas que hay que conocer. De ese conocimiento depende la libertad para crear climas expresivos personales.
Sabemos que sólo existen tres colores y luego sus mezclas … Tres colores con los que se pueden lograr millones de tonos. Aunque no son todos perceptibles al ojo humano, sí son medibles con aparatos especiales. En ciertos libros antiguos sobre el color, mencionan una simbología fija con su significado específico para cada color. No existe tal cosa. Porque todo depende de cómo cada artista implementa el color en el espacio, en las cantidades, intensidades y saturaciones de cada uno de ellos y sobre todo cómo se relacionan con los colores que se tocan y con los que los rodean, confirmando siempre que dos colores que se tocan pueden generar una emoción.
¿Cuáles son las técnicas que hay que aprender y cómo se organiza este camino de aprendizaje? Organizo el aprendizaje comenzando de lo más sencillo a lo más complejo. Dibujar primero sólo con lápiz proponiendo ejercicios muy acotados en lo técnico y promoviendo gran libertad expresiva en las imágenes que aparezcan. Estas propuestas generan confianza para el que trabaja y a veces incredulidad por los logros que se obtienen. Simultáneamente se produce un conocimiento recíproco entre nosotros, y para mí un hilo conductor de cómo seguir desarrollando el camino pedagógico, enriqueciendo propuestas y materiales. Me gusta enseñar. Toda la vida me gustó.
¿Está de acuerdo con la frase tan escuchada de que “cada alumno debe seguir su propio camino”? Sin duda. Se debe atender a la poética personal de cada uno. Todos tenemos una poética, todos. El uso de los distintos materiales responde a las necesidades expresivas de las distintas personalidades o etapas creativas. Hay materiales que son más sutiles, como las tintas. Son de elaboración rápida e irreversible. Lápices, carbonillas y pasteles de distinta composición tienen más que ver con el dibujo. Óleo y acrílico son de elaboración más lenta y cada uno de ellos tiene sus propias ventajas y desventajas en lo técnico y en la imagen que se desee obtener. Con cada uno de estos materiales se puede incluir collage de papel, arena, tela u otros materiales que generan diversas texturas y sensaciones específicas para quien las trabaja y en el espectador. La poética de cada uno es netamente espiritual, y el artista elige con qué material se expresa.
La escritora española Ana María Matute dice que la clave de la creación artística es encontrar al niño asombrado que todos llevamos dentro. ¿Hay algo de eso en quienes se acercan a la pintura? Creo haberlo observado cuando se producen logros en las distintas etapas del crecimiento creativo.
Venimos de una formación cultural y educativa que está más volcada a lo lingüístico que a lo visual. ¿No cambia esto con la era informática y la revolución digital? Sí, no sólo en la palabra sino en el concepto. Con las nuevas generaciones pasan las dos cosas. Hay búsquedas, pero también crecen con las computadoras, que generan habilidades y responden preguntas en forma inmediata, pero les quitan espacio y estímulo para la creatividad. Muy pocos se plantean la posibilidad de manifestar en imágenes pintando, lo que sienten y piensan. Venían padres a consultarme que me decían: “a mi hijo no le gusta hablar, pinta”, y luego lo traían al taller a seguir pintando. Ahora, si no les gusta hablar, prenden la computadora. La computadora ha sacado muchísima gente de los talleres, tanto niños como adultos. No se dan cuenta de que es un “tragar y tragar”, en vez de comunicarse y transmitir creativamente.
¿Ir a un taller de pintura es como volver a la escuela para aprender algo que dejamos desatendido? Hay algo de eso. Suele suceder que al incorporar nuevas formas de relacionarse con la materia, con las imágenes y las propuestas, se producen paralelamente cambios en las actitudes de la vida misma. Tengo en el taller ciertas personas que en la vida cotidiana se manejan arbitrariamente con sus tareas habituales y su entorno. Me asombro entonces de ver cómo trabajan cuando se ponen frente a una tela. Empiezan a pintar en forma prolija y ordenada, se concentran y encuentran soluciones personales para las dificultades que presenta a veces la materia, o el tema mismo. Reaparece aquí aquel niño asombrado que quedó lejos, y uno acompaña y disfruta de lo que empieza a surgir a través del pincel.
¿Qué lugar ocupa la pintura en la cultura argentina? Tenemos magníficos pintores y artistas plásticos en general, que a veces nos representan en el mundo y aquí apenas se conocen. La difusión y la importancia que se le otorga a la pintura es muy limitada; todavía se la trata como si sólo estuviera dirigida a una elite conocedora del tema.
¿Encuentra una competencia entre la pintura y la fotografía con el uso de nuevas tecnologías? No creo que sea una competencia. La fotografía y las técnicas digitales son aportes de elementos nuevos para la expresión del artista. Hoy estamos viviendo el auge de una moda donde a veces se valora la fotografía por ser tal, en forma indiscriminada, pero también se ven obras logradas que denotan el cambio de pensamiento en la elaboración de la imagen, con el uso de estas tecnologías. La atracción de la pintura como tentación generalmente está en el placer de su realización manual y su testimonio como huella personal.
En su taller se encuentran padres y hasta abuelos que sorprenden a sus hijos y nietos: gente mayor que ha atravesado la vida observando la pintura desde afuera y de golpe descubren su veta artística ...
Para salir al encuentro de ese niño asombrado que llevamos dentro no hay milagros. Conozco un solo camino: trabajar para crecer y saber, investigando técnicas y materiales, cambiando enfoques compositivos. Ser valiente, explorar caminos nuevos y ser constantes respetando especialmente las propuestas personales.
¿Cuánto de trabajo y cuánto de juego se despliega en un taller de pintura? Creo que en el ejercicio de todo arte hay juego, y en todo juego hay códigos que lo rigen. Podemos ejercer lo lúdico siempre que tenemos que elegir y combinar elementos que deseamos conjugar para obtener determinados resultados. Jugar aporta elementos del azar que de otra forma permanecen ocultos, y sólo se nos revelan si los sabemos reconocer.
Copyright Clarín, 2012.

Señas particulares
nacionalidad: argentina
actividad: pintora y maestra de pintura, dirige su taller en el que enseña desde hace 45 años
Participó en más de cuarenta muestras individuales y colectivas en salones nacionales y galerías de arte.

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