El hombre que ríe, la historia de Víctor Hugo que sirvió
de inspiración para crear al Joker
Joker, el enemigo por antonomasia de Batman, fue creado por Jerry Robinson, Bill Finger y Boba Kana como
un villano piscópata y asesino para el cómic de Batman nº 1, pero
debido a los límites de censura de Comics Code Authority, su
personalidad tuvo que cambiarse a la de un bufonesco personaje al que le gustaba molestar a la autoridad en sus posteriores apariciones.
En un inicio el personaje moriría en el primer arco
argumental de la historieta, pero gracias a su popularidad entre los fanáticos
consiguió permanecer dentro del universo de El Hombre Murciélago. Sin embargo,
Robinson, Finger y Kane no se sacaron al villano de la manga, se
inspiraron en la trágica historia L´homme qui rit (El
hombre que ríe), del escritor francés Víctor Hugo para crear al villano más
genial de todos los tiempos.
Este drama en prosa de Víctor Hugo se sitúa en la Inglaterra
de finales del siglo XVII cuando, ciento setenta y dos de los cinco millones y
medio de ingleses acumulaban el 10% de la riqueza. Estos ricos son libres de
hacer lo que les plazca, incluso matar. En este país un grupo de nómadas se
dedican al tráfico de menores y cuando los capturaban los convertían en seres
deformes a partir de terroríficas cirugías para divertir a las clases sociales
más altas.
En este contexto aparece Gwynplaine, el protagonista de la
historia y quien fue vendido a la edad de 2 años a uno estos nómadas solamente
para ser sometido a una terrible cirugía que lo obligaría mostrar una sonrisa
perpetuamente. Desde luego, se trata de una sonrisa muy macabra.
A pesar de todo, Gwynplaine no es malo, pero la sociedad se
encarga de relegarlo constantemente y su terrible deformidad no le
permite mostrar sus verdaderas emociones.
El propio Víctor Hugo habla así de esta obra:
“Hay dos tipos de drama: el drama que se puede representar,
y el drama que no se puede representar. Este último participa de la epopeya. A
los personajes humanos mezcla, como la naturaleza misma, otros personajes: las
fuerzas, los elementos, lo infinito, lo desconocido. Siendo más grande, es más
libre. Si se pregunta al autor de este libro por qué ha escrito El hombre que
ríe, responderá que, como filósofo, ha querido afirmar el alma y la conciencia;
como historiador, ha querido revelar hechos monárquicos poco conocidos e
informar la democracia, y que, como poeta, ha querido escribir un drama. En la
intención del autor, este libro es un drama. El Drama del Alma”.
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