“ Los supuestos problemas de comunicación del
ser humano con inteligencias superiores o de otro planeta eran triviales
especulaciones para él, en comparación con los problemas de comunicación del
hombre con el hombre o consigo mismo. “
(http://www.blogdecine.com/criticas/andrei-tarkovski-solaris
)
Entre las adaptaciones extranjeras de las obras
de Stanisław Lem, las que adquirieron una mayor fama son aquellas basadas en su
novela más celebre, Solaris,
publicada en 1961 y considerada una de las mejores obras de la literatura de CF
de todos los tiempos. En 1970, en la URSS se rodó la primera adaptación de Solaris. Era una
película televisiva de dos partes dirigida por Nikolái Nirenburg. Dos
años más tarde, Andréi Tarkovski, uno de los directores rusos más grandes,
presentó su propia versión de Solaris.
La segunda
adaptación importante de Solaris, esta vez norteamericana, fue rodada en 2002
por Steven Soderbergh y
producida por James Cameron.
Desde el principio Lem supo que la adaptación estadounidense no iba a seguir el
camino de su novela, pues nuestro maestro sabía prever cosas
más difíciles. En vez de un enfrentamiento entre los humanos y el poder
inabarcable del océano pensante, a los espectadores se les ofrece una extraña
historia de amor. Parece que Soderbergh quería combinar 2001: A Space Odyssey con El último tango en París. Una
combinación un poco arriesgada, cuyo nivel intelectual es mucho más bajo que el
de la obra maestra de Kubrick, de la que, más bien, copia la elegancia de
sus tomas y la lenta narración. Lem dedica dieciocho páginas de su novela a la
descripción de las olas del océano, y lo que llena el libro es el ambiente
místico del encuentro con lo desconocido, mientras que la historia de amor de
Kelvin y su mujer Harey, resucitada por el océano, es sólo un medio para
presentar el problema principal. Sin embargo, lo que llamó la atención de
Soderbergh fue precisamente el análisis de la historia de amor de Kelvin y Harey.
La ciencia ficción le sirvió sólo como el decorado y la explicación para el
origen de los fantasmas humanos. El cosmos pierde su magia; al director le
interesa tan solo cuando aparecen en él los problemas terrestres. Soderbergh y
Cameron eligieron una interpretación bastante extrema deSolaris, distante de la idea de
Lem y disconforme con las expectativas del público, pero a su manera igual de
fascinante. El océano apenas aparece en la pantalla, los protagonistas no le
prestan mucha atención. En lugar de esto, encontramos numerosos flashbacks de
la vida terrestre de Kelvin. Sin embargo, no quedan muy claros los cambios de
nombre y de sexo de los protagonistas.
Analizando Solaris únicamente desde el punto de vista fílmico, a
Soderbergh no se le puede negar la capacidad para crear un característico
ambiente onírico, tan diferente del de los típicos espectáculos cósmicos
norteamericanos. Su ritmo tranquilo no nos adormece como lo hace el de la
película de Tarkovski; el lento deleitarse en cada toma, en cada diálogo y
situación, sirve para adentrar al espectador en el mundo de esta “love
story” interplanetaria. La concepción visual y escenográfica es elegante y
coherente (Soderbergh no solo fue el guionista y director de la película, sino
también realizó la fotografía y el montaje que firmó con seudónimos). El último
toque a la película se la confiere la impresionante música de Cliff Martínez,
compuesta de susurros electrónicos. De acuerdo con las previsiones de Cameron
la película fracasó en los cines, aunque enriquecerse con la obra de Lem no era
el objetivo de sus autores. Steven Soderbergh rodó un emocionante drama sobre
los sentimientos de una pareja basándose en una novela escrita por un
racionalista al que más que el corazón le interesaba el cerebro. A pesar de la
incompatibilidad con la obra de Lem, la versión norteamericana de Solaris parece ser la
adaptación más madura de las obras del maestro realizadas
hasta la fecha.. El escritor se refirió a la obra de Soderbergh con unas
palabras sorprendentemente positivas…”
( Extraido de http://lem2011.com/index.php/lem-y/cine/peliculas-extranjeras/
)
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