jueves, 25 de octubre de 2012

MEDITACION Y CEREBRO






Neuronas más eficientes y con mayor número de conexiones son el resultado de practicar esta disciplina. Estudios anteriores ya habían demostrado beneficios para la salud.  

No es necesario llevar años de práctica para recibir los beneficios de la meditación. Una reciente investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences concluyó que no importa si se es novato y escéptico. Si se medita, se presentarán cambios en el cableado cerebral desde el primer mes.

Para comprobarlo, se revisaron los resultados de dos estudios: uno realizado por la Universidad de Oregon (EE.UU.) a 45 estudiantes, y otro a 68 jóvenes voluntarios de la Dalian University of Technology (China). En ambos casos se le pedía a un grupo que durante media hora al día tratara de dejar pasar los pensamientos mientras escuchaban música calmada (esta técnica se conoce como atención plena, o mindfulness). Al otro grupo, en cambio, se le pedía simplemente que relajaran los distintos grupos musculares durante el mismo tiempo.

Los voluntarios se hicieron una resonancia magnética antes de comenzar el estudio, en la mitad de él y después de las cuatro semanas. Según explica a "El Mercurio" el jefe de la investigación y profesor de neurociencias de la U. de Oregon, Michael Posner, "después de dos semanas, entre quienes practicaron meditación observamos un aumento en el número de conexiones entre las neuronas, y después de un mes de práctica, también encontramos que los axones (cables que van entre una neurona y otra) estaban mejor aislados, porque tenían más mielina".

En palabras sencillas, "esto significa que la información se transmite más rápidamente. Ellos vieron que con la meditación, el circuito neuronal se hace más eficiente y los pacientes mejoran el control cognitivo, que es lo que me permite acordarme de cambiar la ruta para pasar por el supermercado cuando voy camino a mi casa, o me hace no gritar cuando veo una araña en público", explica la neuróloga de la Clínica Alemana Andrea Slachevsky.

Estudios anteriores realizados por el profesor Posner también habían visto cómo la meditación mejora la atención desde los cinco días de práctica y provoca "grandes cambios en la atención después de 30 días".

Pero éstas no son las únicas investigaciones que demuestran los beneficios de la meditación. Un estudio noruego a pacientes con artritis demostró que quienes realizaban ejercicios de meditación y concentración disminuían el estrés y la fatiga. Otro estudio realizado por expertos de la Universidad de Yale concluyó que quienes meditaban tenían menos riesgo de sufrir algunos trastornos psiquiátricos, como esquizofrenia. Otros de sus beneficios son ayudar a dejar de fumar y prevenir la psoriasis.

 Experiencia oriental

Los monjes budistas son capaces de visualizar objetos tridimensionales muy complejos durante 20 minutos. Sin embargo, estudios occidentales aseguran que el cerebro no puede retener detalles de un dibujo por más de 10 segundos. Para entender cómo la meditación cambia sus cerebros, investigadores del MIT y de la U. de Wisconsin realizan diversos estudios.

Fuente: Amalia Torres
El Mercurio. (extraido de   http://larutadelailuminacion.blogspot.com.ar/


Posted: 25 Oct 2012 10:45 AM PDT



Neuronas más eficientes y con mayor número de conexiones son el resultado de practicar esta disciplina. Estudios anteriores ya habían demostrado beneficios para la salud.  

No es necesario llevar años de práctica para recibir los beneficios de la meditación. Una reciente investigación publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences concluyó que no importa si se es novato y escéptico. Si se medita, se presentarán cambios en el cableado cerebral desde el primer mes.

Para comprobarlo, se revisaron los resultados de dos estudios: uno realizado por la Universidad de Oregon (EE.UU.) a 45 estudiantes, y otro a 68 jóvenes voluntarios de la Dalian University of Technology (China). En ambos casos se le pedía a un grupo que durante media hora al día tratara de dejar pasar los pensamientos mientras escuchaban música calmada (esta técnica se conoce como atención plena, o mindfulness). Al otro grupo, en cambio, se le pedía simplemente que relajaran los distintos grupos musculares durante el mismo tiempo.

Los voluntarios se hicieron una resonancia magnética antes de comenzar el estudio, en la mitad de él y después de las cuatro semanas. Según explica a "El Mercurio" el jefe de la investigación y profesor de neurociencias de la U. de Oregon, Michael Posner, "después de dos semanas, entre quienes practicaron meditación observamos un aumento en el número de conexiones entre las neuronas, y después de un mes de práctica, también encontramos que los axones (cables que van entre una neurona y otra) estaban mejor aislados, porque tenían más mielina".
En palabras sencillas, "esto significa que la información se transmite más rápidamente. Ellos vieron que con la meditación, el circuito neuronal se hace más eficiente y los pacientes mejoran el control cognitivo, que es lo que me permite acordarme de cambiar la ruta para pasar por el supermercado cuando voy camino a mi casa, o me hace no gritar cuando veo una araña en público", explica la neuróloga de la Clínica Alemana Andrea Slachevsky.

Estudios anteriores realizados por el profesor Posner también habían visto cómo la meditación mejora la atención desde los cinco días de práctica y provoca "grandes cambios en la atención después de 30 días".
Pero éstas no son las únicas investigaciones que demuestran los beneficios de la meditación. Un estudio noruego a pacientes con artritis demostró que quienes realizaban ejercicios de meditación y concentración disminuían el estrés y la fatiga. Otro estudio realizado por expertos de la Universidad de Yale concluyó que quienes meditaban tenían menos riesgo de sufrir algunos trastornos psiquiátricos, como esquizofrenia. Otros de sus beneficios son ayudar a dejar de fumar y prevenir la psoriasis.

 Experiencia oriental

Los monjes budistas son capaces de visualizar objetos tridimensionales muy complejos durante 20 minutos. Sin embargo, estudios occidentales aseguran que el cerebro no puede retener detalles de un dibujo por más de 10 segundos. Para entender cómo la meditación cambia sus cerebros, investigadores del MIT y de la U. de Wisconsin realizan diversos estudios.

Fuente: Amalia Torres
El Mercurio.

domingo, 14 de octubre de 2012

Bertolt Brecht


Bertolt Brecht 

Dramaturgo, poeta, director de teatro y actor alemán. Uno de los autores más influyentes del siglo XX .
Algunos de sus pensamientos:

- "Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles".

-  "El que no conoce la verdad es simplemente un ignorante. Pero el que la conoce y la llama mentira, ¡ese es un criminal!..."

- " No acepten lo habitual como cosa natural pues en tiempos de desorden sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consiente, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar."

- "Muchos jueces son absolutamente incorruptibles; nadie puede inducirles a hacer justicia."

- "Las revoluciones se producen, generalmente, en los callejones sin salida."

- "Las madres de los soldados muertos son jueces de la guerra"

- "El regalo más grande que le puedes dar a los demás es el ejemplo de tu propia vida."

-  "Cuando la hipocresía comienza a ser de muy mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad."

- "El arte no es un espejo para reflejar la realidad, sino un martillo para darle forma."


“  Cuando la verdad sea demasiado débil para defenderse tendrá que pasar al ataque.”



"Siempre he pensado que las palabras mas sencillas deben ser mas que suficientes.
 Con decir lo que está pasando a cualquiera se le tendría que romper el corazón."


LA CRUZADA DE LOS NIÑOS


La cruzada de los niños – Bertolt Brecht
La cruzada de los niños es un largo poema narrativo escrito por el famoso dramaturgo alemán Bertolt Brecht en el que se cuenta la aventura de un grupo de pequeños alemanes, polacos y judíos que, huyendo de la guerra en 1939, se fueron juntando en un pueblo destruido de Polonia. La fuerza vital de este poema sigue teniendo absoluta vigencia.

 “ En Polonia, en el año treinta y nueve
se libró una batalla muy sangrienta
que convirtió en ruinas y desiertos
las ciudades y aldeas.
Allí perdió la hermana al hermano
y la mujer al marido soldado.
Y, entre fuego y escombros, a sus padres
los hijos no encontraron.
No llegaba ya nada de Polonia,
ni noticias ni cartas.
Pero una extraña historia, en los países
del Este, circulaba.
La contaban en una gran ciudad,
y al contarlo nevaba.
Hablaba de unos niños que, en Polonia,
partieron en cruzada.
Por los caminos, en rebaño hambriento,
los niños avanzaban.
Se les iban uniendo muchos otros
al cruzar las aldeas bombardeadas.
Había, entre ellos, un pequeño jefe
que los organizó.
Pero ignoraba cuál era el camino,
y ésta era su gran preocupación.
Una niña de once años era
para un niño de cuatro la mamá:
le daba todo lo que da una madre,
más no tierra de paz.
Un pequeño judío iba en el grupo.
Eran de terciopelo sus solapas
Al pan más blanco estaba acostumbrado.
Y, sin embargo, todo lo aguantaba.
También habla un niño muy delgado
y pálido, que siempre estaba aparte.
Tenía una gran culpa sobre sí:
la de venir de una embajada nazi.
Y un músico, además, que en una tienda
volada habla encontrado un buen tambor.
Tocarlo les hubiera delatado,
y el niño músico se resignó.
Y hasta un perro llevaban que, al cogerle,
se disponían a sacrificar.
Pero ninguno se atrevía a hacerlo,
y ahora tenían una boca más.
También había una escuela
y en ella un maestrito elemental.
La pizarra era un tanque destrozado
donde aprendían la palabra "paz".
Y, al fin, hubo un concierto entre el estruendo
de un arroyo invernal.
Pudo tocar el niño su tambor
pero no le pudieron escuchar.
No faltó ni siquiera un gran amor:
quince años el galán, doce la amada.
En una vieja choza destruida,
la niña el pelo de su amor peinaba.
Pero el amor no pudo resistir
los fríos que vinieron:
¿cómo pueden crecer los arbolillos
bajo toda la nieve del invierno?
No faltaban la fe ni la esperanza,
pero sí les faltaba carne y pan.
Quien les negó su amparo y fue robado
después, nada les puede reprochar.
Mas nadie acuse al pobre que, a su mesa,
no los hizo sentar.
Para cincuenta niños hace falta mucha harina:
no basta la bondad.
A un soldado encontraron
herido en un pinar.
Siete días cuidándole y pensaban:
"ÉI nos podrá orientar".
Mas el soldado dijo: "¡A Bilgoray!".
Debía de tener
mucha fiebre: murió al día siguiente.
Le enterraron también.
Y los indicadores que encontraban,
la nieve apenas los dejaba ver.
Pero ya no indicaban el camino:
todos estaban puestos al revés.
Aunque no se trataba de una broma:
era sólo una medida militar.
Buscaron y buscaron Bilgoray,
más nunca la pudieron encontrar.
Se reunieron todos con el jefe
confiados en él.
Miró el blanco horizonte y señaló:
"Por allí debe ser".
Vieron fuego una noche:
decidieron seguir, sin acercarse.
Pasaron tanques otra vez muy cerca,
pero iban hombres dentro de los tanques.
Al fin, un día, a una ciudad llegaron
y dieron un rodeo.
Caminaron tan sólo por la noche
hasta que la perdieron.
Por lo que fue el sureste de Polonia,
bajo una gran tormenta, entre la nieve,
de los cincuenta niños
las noticias se pierden.
Con los ojos cerrados,
dentro de mí los veo como vagan
de una casa en ruinas
a otra bombardeada.
Y al caer el ocaso, ya sus caras
no parecen iguales.
Ahora veo caras de otros niños:
españoles, franceses, orientales...
Y en aquel mes de enero,
en Polonia encontraron
un pobre perro flaco que llevaba
un cartel de cartón al cuello atado.
Decía: "Socorrednos.
Perdimos el camino.
Este perro os traerá.
Somos cincuenta y cinco.
Si no podéis venir,
dejadle continuar.
No lo matéis. Sólo él
conoce este lugar."
Era letra de niño,
y campesinos quienes la leyeron.
Ha pasado año y medio desde entonces.
Desde que hallaron, muerto de hambre, un perro.

domingo, 7 de octubre de 2012

FRANCES FARMER.- LA ACTRIZ REBELDE



 (  EXTRAÍDO DEL BLOG :  http://unapizcadecmha.blogspot.com.ar ) 

“ Ella volverá como el fuego”

Conocida para parte del público por la película que, sobre ella, protagonizó Jessica Lange, Frances Elena Farmer (n. 19 de septiembre de 1913 - f. 1 de agosto de 1970) fue una actriz estadounidense cuyo rebelde y escandaloso comportamiento para la sociedad americana de la época (se la acusó de atea y comunista) no le permitieron ir m
ás allá de ser una promesa del cine.
Estudió drama en la Universidad de Washington y más tarde, en Nueva York, comenzó su carrera como actriz de teatro. Tras ofecerle la Paramount un contrato de siete años, cuando Farmer contaba con veintidós, se mudó a Hollywood y se casó con el actor Leif Erickson. Su carácter orgulloso y obstinado le hizo perder rápidamente su popularidad en Hollywood, lo que la llevó de nuevo al teatro, que compaginaría más tarde con el cine, de nuevo en la Paramount.
A partir de este hecho, se vio envuelta en una espiral de escándalos, siendo arrestada por conducir ebria sin carnet y denunciada por un peluquero del estudio al que supuestamente dislocó la mandíbula de un golpe; en el juicio, se mostró desafiante ante el tribunal. El juez la condenó a otros seis meses de cárcel; sin embargo, no le dio derecho a llamar a un abogado. Tuvieron que sacarla del juzgado a la fuerza, y golpeó a varios policías (a uno incluso lo tiró al suelo) al grito de “¿Nunca habéis tenido el corazón roto?” Su foto siendo arrastrada fuera del juzgado dio la vuelta al país.
Frances pasó una noche en la cárcel antes de que la transfirieran a un psiquiátrico. Le diagnosticaron depresión y desorden de personalidad, aunque a lo largo de su vida le diagnosticarían prácticamente todas las enfermedades mentales existentes entonces. En 1943, los tratamientos psiquiátricos eran poco menos que brutales. Uno de los primeros por los que pasó Frances fue la sobredosis de insulina, que provocaba en los pacientes convulsiones e incluso el coma. Permaneció recluida nueve meses hasta que se escapó del centro.
Volvió a Seattle con sus padres, pero las discusiones con su madre eran continuas y, tras agredirla físicamente, fue recluida de nuevo durante tres meses en un hospital psiquiátrico de Washington.
El centro estaba en muy malas condiciones; había muy poco personal y los pacientes se hacinaban en las habitaciones, en las que les encerraban durante 12 horas. Allí, le aplicaron otra terapia “puntera”: electroshocks. Esta vez, el tribunal que la había declarado, a petición de su madre, legalmente demente, certificó su recuperación. Frances decide tomar un descanso y volver a la interpretación, pero poco después la vuelven a detener en California por vagabundear; había ido hasta allí para trabajar como recolectora de fruta. Pasa otra noche en la cárcel y es devuelta a su madre, que en 1945 la vuelve a mandar al Western State.

En este hospital se practicaron lobotomías en los años 40 y 50, una práctica que se decía que conducía a una rápida recuperación de los enfermos graves. Se dijo que Frances fue sometida a una (tesis que defiende la película), pero su familia y la propia Frances lo negaron. Lo que sí es cierto es que fue violada repetidas veces, como muchas otras internas, con el consentimiento de las autoridades del hospital. A veces incluso colaban a soldados dentro del centro a cambio de dinero.

En 1950, Frances sale al fin del Western State. Al parecer, sus padres lograron sacarla alegando que tenían mala salud y necesitaban de los cuidados de su hija, algo irónico en las personas que la habían enviado al terrible psiquiátrico. En 1954, Frances se casa de nuevo con Alfred Lobley, pero le deja repentinamente al cabo de seis meses; huye a Eureka (California) y vive de forma anónima durante varios años, trabajando como secretaria y empleada de hotel. No volvió a ver a sus padres, que mueren en 1955.

En 1957, Leland Mikesell, un productor de TV y radio, la descubre y la anima a volver a los medios. Frances dio varias entrevistas hablando de sus experiencias pasadas, y pronto comienzan a llegarle ofertas de trabajo: actúa en varias series de televisión y en algunas obras de teatro. Se divorcia de Lobley para casarse por tercera vez, con Mikesell. Le ofrecen un programa en una TV local de Indianápolis, “Frances Farmer Presents”, en el que presentaba diariamente la película de sobremesa. El programa tuvo bastante éxito, y Frances trabajó varios años en él. También colaboró con actores universitarios y dio conferencias sobre teatro. Su vida parecía encauzarse de nuevo
Pero a partir de 1962, Farmer vuelve a las andadas, presentándose borracha al trabajo o teniendo alguno de sus arranques de furia en público. En 1964 es despedida, y la arrestan en un par de ocasiones en los años posteriores por conducir borracha. En 1970, muere de cáncer de esófago.

La triste historia de su malogrado talento ha servido de inspiración para muchos: no solo para que Jessica Lange fuera nominada al Óscar por su interpretación de la actriz en “Frances” (1982) sino que además la cantante francesa Mylène Farmer tomó su apellido en honor a esta actriz. Pero al que más influyó fue sin duda a Kurt Cobain. Courtney Love, su mujer, llevó en su boda un vestido que había pertenecido a Farmer y el matrimonio Cobain le puso su nombre a su única hija, Frances Bean Cobain. Pero sobre todo pasará a la historia la canción que le escribió: “Frances Farmer will have her revenge on Seattle”, para su álbum “In Utero”. Cobain se sentía identificado con Farmer, por ser una vez el icono triunfante de Seattle y terminar sola y abandonada; se dice que la canción en realidad habla de la venganza que se quiere cobrar Cobain con la ciudad. Una de las frases dice “Ella volverá como el fuego, para quemar a los embusteros, y dejar una manta de cenizas en el suelo”. Seguro que si Frances pudiera, lo haría.



miércoles, 3 de octubre de 2012

VIVIR LA PRIMAVERA- MEDICINA CHINA



Amor, suspiros y dieta sana
POR MARISA CORTÉZ / ESPECIAL PARA BUENA VIDA

Son los consejos de la medicina china tradicional para vivir la primavera. Comunicación con los demás, hacer el amor y no la guerra, la creatividad y no la ira, sus consignas.La primavera la sangre altera, dice la canción... y los chinos también lo afirman, desde hace miles de años.

Por esto, los consejos más saludables de la Medicina Tradicional China (MTC) para esta época son la desintoxicación alimentaria, dar rienda suelta a la creatividad, “hacer el amor y no la guerra” en nuestra comunicación con los demás, descargar la ira con profundos suspiros... y disfrutar del sol y el aire libre, sin descuidarnos del viento.

Para los chinos, esta estación en que retoña la naturaleza está relacionada con el elemento madera y con el hígado.
El elemento madera tiene entre sus cualidades el crecimiento, la flexibilidad, el impulso vital, el movimiento libre, y también la particularidad de ser fácilmente “inflamable”.
Cosas que revientan el hígado...

En la MTC, el hígado es un órgano de influencia muy amplia en el organismo. Su energía fluye en todas las direcciones y tiene un papel fundamental en cuanto a la sangre porque la almacena, la distribuye y la mantiene limpia.

Las causas de desequilibrio pueden provenir de factores externos (en el caso del hígado, el viento, calor y humedad), por causas internas (exceso de sedentarismo, descuido en la alimentación, ira acumulada) o alteraciones de otros órganos que le afecten, por su relación con ellos.

Por ejemplo, la frustración y el duelo, que afectan al pulmón, pueden llegar al hígado rápidamente y convertirse en enojo.

La energía del hígado es ascendente, pero se expande en todas direcciones. 

Los estancamientos de energía y el ascenso de excesiva energía Yang en el organismo son los más típicos desequilibrios primaverales.
Cuidarse del calor y el viento

Cuando la energía del hígado se estanca, provoca un bloqueo que genera calor interno, hace aumentar el Yang y debilitar el Yin; recordemos que Yin y Yang son las fuerzas opuestas universales que mantienen la salud cuando están en equilibrio recíproco.
Si llega mucho Yang (calor) a la zona craneana, se producen cefaleas tipo migraña, con dolor palpitante en un lado de la cabeza que suele llegar al ojo. El hígado detesta el viento, por esto valen los consejos que dimos en invierno: es conveniente protegerse, sobre todo los puntos Feng (viento) occipitales, para evitar así cefaleas y rigidez de cuello.

La depuración

La energía del hígado estimula la digestión y asimilación de alimentos, ayudando al estómago y bazo respectivamente, además de segregar la bilis. Si atacamos esta zona con comidas extremas, muy grasas, picantes (mucho Yang) o excesivamente dulces y frías (mucho Yin) pueden aparecer síntomas digestivos y hepatobiliares más que de costumbre.
En MTC, se recomienda una depuración; la que sigue es muy fácil. Sígala una semana, por lo menos, comenzando cuando la luna esté en cuarto menguante. Un tip importante para las mujeres: el hígado regula también los meridianos maravillosos llamados Ren Mai y Chong Mai, encargados de la parte ginecológica; por lo que una limpieza hepática puede disminuir notablemente los síntomas premenstruales debidos al estancamiento de sangre.
- Por la mañana, en ayunas: medio vaso de agua con el jugo de medio limón y una cucharada de aceite de oliva.

- Como infusión habitual: té chino rojo  -un súper limpiador hepático- o tés de boldo, manzanilla y anís (mezclados son más ricos).
- Si quiere hacerla más sencilla: tome 20 gotas 2 veces al día de tintura de cardo mariano y otras 20 de tintura de alcachofa (alcaucil). La primera hierba es un regenerador hepático y el segundo, un estimulante biliar.
Atención: no haga depuración sin cuidar la alimentación, ya que puede tener síntomas desagradables.

Atrévase a soñar

El Hun, o alma del hígado, es el encargado de generar proyectos, de la imaginación, del inconsciente, de los sueños y deseos. Es la fuerza creadora y resolutiva, la que elabora estrategias y el impulso para emprender una acción. Así que no espere más y atrévase a soñar, ponga manos a la obra en el proyecto que tiene guardado y use su energía creativa a full.

Y, por último, el hígado es un regulador de las emociones. La ira es la emoción que más lo daña y ésta tiene variadas causas: frustraciones repetidas, fallas en la comunicación, el estrés y la agresividad del ambiente en que vivimos. Por eso, es fundamental observar cómo manejamos nuestro mundo emocional en esta primavera.

Tal vez, recordar aquella famosa frase: “¿Qué querés, ser feliz o tener razón?” Expresar lo que sentimos, entrenar con pequeñas cosas para estar preparados para las grandes, no aguantar y luego estallar por algo objetivamente banal.

Cuando esté muy a punto de estallar, pruebe este truco: suspire. El cuerpo intenta así descongestionar esa energía que se estanca; tome aire profundamente y suéltelo con fuerza. Si puede con un “Aaah”, mejor. ¡Si es hasta romántico! Feliz primavera.

Marisa Cortéz (marisafloresygemas@hotmail.com) es periodista especializada en medicina integrativa y terapeuta holística.

domingo, 30 de septiembre de 2012

EL TEMA : EL AMOR


Por qué se enamoran los tontos (y todos los demás)

Lugar común de la industria cultural -de Hollywood a la canción melódica-, el amor cayó en el descrédito discursivo. Ensayos recientes plantean su complejidad, lejos de lo banal. Aquí, un análisis de sus significados, desde la Academia a la cumbia, opiniones, los mejores poemas de la literatura universal y un artículo de Manuel Cruz, que sostiene que no se puede igualar amor y felicidad. 
                                                                                POR MARCOS MAYER

Si comienzo por el amor/ Es que –por más que lo nieguen, /El amor es para todos/ Lo más grande de la vida.” La cita es de Charles Baudelaire y funciona como epígrafe al prólogo de El amor Lacan , del psicoanalista francés Jean Allouch, recientemente editado por El cuenco de Plata. En general, se elige para encabezar un libro un texto que se destaque por su peculiar belleza o porque da ciertos indicios de la línea que se ha de seguir. La estrofa, sin embargo, dista de lo que uno podría esperar del espíritu de ruptura y de la frecuentación de paraísos artificiales tan habituales en el autor de Las flores del mal . Más bien parecería una comprobación del mayor sentido común, lo que, al menos en este caso, no la vuelve discutible. No hay manera de poner en duda el carácter irreemplazable y fundamental del amor en la vida de la mayoría de las personas.
Aún así, o tal vez por esa misma razón, la misma palabra amor, su uso y también su abuso, su presencia de la palabra en las producciones culturales tendió a ralearse con el paso del tiempo. El amor pasó a formar parte del arsenal de lo cursi. Basta con recordar aquello que pronuncia un personaje de Love Story (1970): “Amar es nunca tener que decir perdón”. La frase tuvo un inmediato destino de parodia: Ryan O’Neal, protagonista de la versión fílmica del libro de Erich Segal, la considera una idiotez en Qué pasa doctor , de Peter Bogdanovich, filmada apenas dos años después. Entre nosotros, la cita mutó, revista Satiricón mediante, a “Ser gorila es nunca tener que decir Perón”.
Pese a ese descrédito discursivo, han comenzado a circular una serie de libros titulados como para quede claro que es una palabra a recuperar o, al menos, a no evitar. A la obra ya citada de Allouch, pueden agregarse Elogio del amor , una serie de diálogos entre el filósofo Alain Badiou y el periodista Nicolas Truong, y dos libros más que aparecerán el año próximo: Los filósofos y el amor , de Aude Lancelin y Marie Lemonnier, que saldrá con el sello de El Ateneo y ¿Qué quiere decir amar?
, un texto autobiográfico de Mathieu Lindon, hijo del director de Minuit, que editará Capital Intelectual. Sin contar la edición de las notas preliminares de un clásico de Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso (Paidós). A esto deben sumarse dos recientes reediciones en torno al romanticismo alemán (cuyas concepciones sobre la pasión, siguen impregnando los actuales discursos acerca del amor): El absoluto literario , Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy; y Romanticismo. Una odisea del espíritu alemán , de Rüdiger Safranski (Tusquets). Recientemente, Le Nouvel Observateur publicó un dossier titulado “La batalla de la felicidad”, y dentro de la góndola de los placeres se incluyó un artículo filosófico acerca del amor.
Lo que la mayoría de estos textos comparten es la necesidad de una recuperación del amor por fuera del circuito de la banalidad a la que supuestamente lo sometió la industria de la cultura. Ya era la posición de Barthes, en los Fragmentos que escribió en 1977: “El discurso amoroso es hoy de una extrema soledad. Es un discurso tal vez hablado por miles de personas (¿quién lo sabe?) pero al que nadie sostiene (…) separado no solamente del poder sino también de sus mecanismos (ciencias, conocimientos, artes).” La soledad del amor –y sobre todo de la reflexión acerca de él– ante las nuevas configuraciones sociales parece ser una especie de lugar común que, aunque no sea nuevo, empieza a recobrar fuerzas: “La filosofía del amor es un territorio para volver a recorrer, e incluso a defender urgentemente. Hay en esto una resistencia posible al nihilismo ambiente que parece haber encontrado con la reducción de la sexualidad a un libertinaje mórbido su arma definitiva. (...) el amor se opone a la lógica del mercado.” Es lo que sostienen Lancelin y Lemonier e invocan en auxilio de esta renovada causa las teorizaciones de Platón, Schopenhauer, Kierkegaard y la pareja Sartre-Beauvoir, entre otros.
Elogio del amor es un texto que vuelve accesibles muchas de las posiciones al respecto que Badiou fue desplegando a lo largo de su obra. Lo que queda claro es que el amor es un refugio contra tiempos que imponen una creciente despersonalización de los vínculos. El primer blanco del diálogo es el planteo de que deben evitarse los riesgos en la relación amorosa que venden los sitios de citas y que se corresponden con una necesidad cada vez mayor de protección en todos los ámbitos, desde el ejercicio del capitalismo hasta los nuevos modos de la guerra en la que se combate por medio de computadoras. La segunda oposición proviene de aquellos que niegan toda importancia al amor, considerándolo una variante del hedonismo –como demostraría la perspectiva elegida por Le Nouvel Observateur. Por lo tanto, rescatarlo es una tarea que pone en juego una idea del hombre pleno, al que la sociedad no pueda cercenarle ni su libertad ni sus potencialidades, en nombre de una supuesta exención del sufrimiento.
Badiou propone una primera definición: “El amor es una construcción de verdad”, es decir que permite acceder al mundo no desde la perspectiva de la identidad sino de la diferencia. Este punto se desarrollará a todo lo largo del texto y en algún momento entrará en polémica con el hoy rescatado Emmanuel Levinas. Explica Mario Lipsitz, profesor de filosofía contemporánea en la Universidad de General Sarmiento: “Eros es una relación irreversible, asimétrica, entre dos libertades que no se puede comprender en términos de reciprocidad (el infinito que separa a los amantes lo prohíbe; la reciprocidad requeriría al menos de un fondo común a ambos.). La reciprocidad es cosa de ontología, no del Eros, al menos según Levinas”.
El efecto Casablanca
Elogio del amor es también el título de una película de Jean-Luc Godard, filmada en 2001 y estrenada en la Argentina dos años después, con mucho más éxito de crítica que de público. El filme recorre dos espacios temáticos, por un lado el amor, por el otro una serie de situaciones aparentemente distantes del tema como el cine de Hollywood, la Segunda Guerra o la Resistencia. Una de las frases que se escucha allí contiene la clave: “Como no tienen su propia historia, quieren comprar una”. El amor, por eso se lo elogia, hace que cada historia, cuando la pasión es auténtica, no puede ser transferida a otros. El amor nos hace individuos, nos otorga subjetividad, mantiene una diferencia irreductible, al mismo tiempo que nos une a alguien, según el planteo de Badiou.
Seguramente Godard no se habría conformado con la crítica del cine norteamericano encallado hoy en el género repetitivo de la comedia romántica, obligada por definición al final feliz, ese cuyo ejemplo más perfecto sigue siendo Mujer bonita (1990), dirigida por Garry Marshall. En esa versión posmoderna del mito de Cenicienta, las diferencias sociales ya no son un obstáculo a enfrentar sino lo que debe hacerse es negarlas y eludirlas. En ese sentido, no deja de ser sintomática la debilidad reciente de Hollywood por adaptar las novelas de Jane Austen. La autora inglesa propone una versión del amor, apaciguada pero tenaz, confiado en sí mismo, que cree que las convenciones sociales y las dificultades pueden ser domesticadas en función del cumplimiento de la inevitable ley del encuentro de los amantes. Lo que las películas dejan de lado es la mirada irónica de esas historias cuando habitan la forma novela.
El rechazo de Godard abarcaría también al viejo melodrama, cuyo mayor exponente a la hora de hablar de amor es Casablanca , estrenada hace exactamente 50 años y que en octubre se repondrá en los cines del país. Con el paso del tiempo, la película se fue instalando como el modelo romántico por excelencia, a pesar de ir a contramano de la idea de que nada existe por encima del amor. En este caso, las necesidades patrióticas pueden más que el romance. Sin embargo, la película insiste en que el amor es un horizonte posible, las renuncias son siempre provisorias. París –la ciudad soñada como encuentro– será una realidad cuando la paz esté hecha. Pero Rick ha decidido que lo mejor que puede hacer por su amada es fingir que la olvida. Darle libertad. Ese doble juego del amor derrotado y aún en estado de esperanza es probablemente el secreto de la perdurabilidad del filme. Siguió siendo, sobre todo para los hombres, una enseñanza de cómo ser dolorosamente heroicos en el territorio de lo privado.
En cualquiera de estos casos, el amor no es para todos. Quedarían afuera, las personas convencionales, los egoístas, los timoratos. Hay una versión elitista del amor (sería aquello que diferencia a los elegidos por Cupido del resto de las personas) y otra que supone que es algo que les toca a todos. Hay una canción bastante elemental de los 60, rescatada por Joni Mitchell, que se pregunta “por qué se enamoran los tontos”, donde se hace visible esta doble concepción. Se acepta que el amor es para todos, pero no se entiende cómo es esto posible. La otra versión es el “ amour fou ”, teoría creada por los surrealistas según la cual los amantes habrán siempre de encontrarse, una teoría de la que Cortázar abusará en Rayuela . La Maga, finalmente, es la sacerdotisa de ese amor, que por el hecho de abolir todas las reglas, siempre se realiza.
En el mundo de la canción –que ha ido monopolizando con el tiempo el discurso amoroso– pueden distinguirse dos perspectivas, que son ante todo tendencias no definitivamente claras ni cristalizadas. En las zonas más marginales, o menos prestigiosas, sigue vigente la vieja retórica amorosa por la cual los sentimientos se expresan de manera directa y casi siempre sin metáforas elaboradas. Es el caso de la cumbia, donde abundan los “te amo”, “te extraño”, “sos mi vida” y de vez en cuando aparece una “ventanita del amor”. Donde el ritual casi rutinario del amor se reinicia una y otra vez. Se ama todas las veces que la vida lo permita. En cierto sentido, esto se vincula con lo que plantea el antropólogo e investigador del Conicet Pablo Semán: “Lo que se pone cada vez más en cuestión es la idea de que el amor es para siempre, y eso se vive sin dramas”.
Ciertas producciones del rock apuntan a verdades más generales, como Fito Páez (un cantautor al que le gustan las definiciones –por ejemplo, “el tiempo, filosa daga”; “la vida es una moneda”) que sostiene que “nadie puede y nadie debe vivir sin amor”, o Calamaro, que, más nihilista, plantea que “no se puede vivir del amor”. Por otra parte, hay una zona de la canción popular que ha ido derivando a lo que se podría denominar una lírica de la autoayuda. En este rubro descuellan Diego Torres y Alejandro Lerner, pero no son los únicos que se dedican a componer letras que enseñen a sus oyentes y seguidores cómo manejarse en la vida y no morir en el intento. Como si desde esta perspectiva, la temática del amor estuviese agotada o quedara relegada a ser un capítulo importante de algo más abarcador y que, a falta de mejor nombre, podría llamarse “el arte de vivir”. No es el único desplazamiento. En la llamada canción melódica hay un diferente lugar para el cuerpo. Sandro proponía en sus letras que el cuerpo femenino era una caja de resonancia de todo lo que agitaba en su interior, incluido lo que para ciertas morales de época no debía decirse a viva voz. Y el trabajo erótico de la canción consistía en sacar eso a la luz, vaya como ejemplo: “por ese palpitar que tiene tu mirar, yo puedo presentir que tú debes sufrir”.
El cuerpo tan presente
Otros avatares más actuales no salen de la corporalidad más manifiesta. Es el caso del guatemalteco Arjona uno de cuyos recursos favoritos es trabajar con ciertas zonas del cuerpo femenino generalmente dejadas de lado. Es así como le canta a la menstruación, o a la grasa abdominal. Más allá de todo lo que se pueda pensar sobre sus raras metáforas, lo concreto es que hace muchos años que el éxito acompaña su fórmula.
De algún modo su discurso erótico, donde el cuerpo ya no es un medio sino un fin en sí mismo, se repite en letras de Shakira (“las caderas no mienten”) o en esos gritos de guerra del reggaeton que son el “menéalo” y “el muévelo”, donde ya no se trata de seducir a través de las letras sino a dar instrucciones para ser seducido, instrucciones que suelen reducirse a movimientos de cierta zona del cuerpo.
En una entrevista reciente, a raíz de la reedición de El imperio de los sentimientos (un estudio sobre las novelas románticas de principios del siglo XX), Beatriz Sarlo planteaba en relación con el clásico modelo de ascenso social a través del amor, que por años fue un tópico de las telenovelas: “Hoy las novelas tienen un interés más fuerte por las clases altas”. Nora Mazziotti, especialista en el género y autora de libros indispensables en torno a las telenovelas, como Telenovela: industria y prácticas sociales , sostiene: “La temática del amor ha perdido presencia reemplazada por un mayor énfasis en las tramas policiales, en persecución, en problemas de familia. Los secretos ya no son de filiación sino que se vinculan con empresas o funcionarios corruptos. La historia de amor no se sostiene ya por sí misma, hay que condimentarla. Es habitual que la pareja ya esté conformada por la mitad de la telenovela, la concreción del amor ya no es el destino que se concreta en el último capítulo. El lenguaje no es como el de Alberto Migré, se dice poco, porque estas parejas en pugna con el mundo no tienen tiempo para hablar de amor.” La lista de libros editados en torno del amor muestra que los franceses –autores casi exclusivos de estos textos– son, en la división internacional del trabajo intelectual, los encargados de teorizarlo todo. Mucho del texto de Allouch se dedica justamente a considerar la posibilidad de una teoría del amor, tema alrededor del cual rondó Lacan en muchos de sus seminarios. A esta francofonía, habría que agregar un libro infaltable para indagar en la historia de la concepción de la pasión, El amor y Occidente , de Denis de Rougemont, escrito poco antes del inicio de la Segunda Guerra y que sin dudas merecería una reedición.
Pero en el circuito anglosajón no faltan teorías sobre el amor, pero prefieren la Red para hacerse conocer. La teoría triangular del amor es casi una forma algebraica ideada en la primera década de este siglo por el psicólogo estadounidense Robert Sternberg. Las diferentes etapas o tipos de amor pueden ser explicados con diferentes combinaciones de tres elementos: intimidad, pasión y compromiso. También se ha detectado la presencia de cierta sustancia en los enamorados y algunas áreas cerebrales se vuelven más activas mientras dura el amor. Si para el pensamiento francés atravesado por el psicoanálisis, el amor es un estado a alcanzar si queremos una sociedad mejor, para el pensamiento conductista se trata de un cambio en la actitud, al que no se adjudica ningún valor, aunque se lo considere, al menos en términos sociales, como un sentimiento positivo. Un sentimiento que puede ser analizado y cuantificado.
Esos parecen ser los rumbos actuales de ese modo de sentir que ha sido definido mil veces y que nadie puede terminar de definir. Rougemont planteaba en su estudio una hipótesis fuerte: que en el siglo XII el amor cortés había fundado los recursos de la poesía moderna y los discursos sobre la pasión amorosa. Un repertorio que coloca a la mujer como objeto extático de esa pasión y a la que se describe de una y mil maneras. Allí se habría fundado el repertorio de los rasgos femeninos que distinguen a la amada y que el tiempo ha cristalizado: labios de rubí, dientes de perla, pechos turgentes, una retórica del amor cuya principal figura es la de la metáfora. Tal vez esa sea la constante del amor, al que siempre se mira con los ojos de siempre para descubrirle atributos nuevos. Cuando, citando a Pessoa, Badiou reitera en su texto que “el amor es pensamiento”, está tratando de valerse de él para fundar una nueva ética, pero que de algún modo reitera aquella vieja idea, que ya se encuentra en Platón, de que el amor nos hace mejores.
En una escena de Elogio del amor se ve a una pareja ya madura bajo la ducha. No hay marcas de erotismo en el sentido convencional. Todo transcurre en silencio. De pronto, ella posa suavemente su mano sobre la espalda del hombre, que parece no notarlo. Tal vez en ese gesto (¿quién podrá saberlo? ) resida el amor, en esa zozobra cálida, en el temblor de la mano en contacto con la piel que apenas se adivina, en ese encuentro donde todo se detiene y eso que llamamos realidad deja de fluir, aunque más no sea por un instante.